Disclaimer: Los personajes descritos son trabajo de ficción, cualquier remembranza con la realidad es pura coincidencia.
Hay personas con filosofías de vida muy severas. Estas personas cuando terminan de maestros llegan a transmitir una gran intensidad en sus enseñanzas. A veces se asemejan al maestro de música de la película Whiplash, un maestro que llevaba a sus estudiantes al límite de sus capacidades con el objetivo de crear músicos excepcionales. En mi primer semestre conocí a alguien así, y para fines prácticos lo voy a llamar Ray.
Ray creía en que uno aprendía mejor bajo estrés extremo. Una vez hasta nos contó que basaba su modelo de enseñanza en películas de horror como “Would You Rather”, película que trata de juegos sádicos. Esto se notaba en sus evaluaciones, que muchas veces consistían en competencias o “juegos”, y dentro de ellos a veces te recompensaba por traicionar a tus compañeros. El ambiente grupal rápidamente se volvió hipercompetitivo y todos estábamos a las vivas, porque al final del día perder significaba reprobar y repetir un semestre de lo mismo. Con tal de pasar el curso de Ray, la mayoría tuvo que aguantar berrinches con tal de hacer la voluntad de este hombre.
Anatomía duraba sólo un semestre y era sólo un maestro para toda la generación, por lo tanto pasábamos muchas horas conviviendo cada semana. Como ya lo habíamos conocido en el propedéutico, Ray empezó a desarrollar ciertos sentimientos paternalistas y decía que lo viéramos como su tío. Entremezclado con todo aprendíamos anatomía, si es que no lo hacíamos enojar porque después pasábamos horas escuchándolo racionalizar sus métodos de enseñanza.
La única ventaja que tenía esa clase era que en sus exámenes si ibas de falda o vestido, prácticamente tenías garantizada la calificación aprobatoria. Para lo que nos enseñaba, sus exámenes estaban imposibles, a tal grado de que después invalidaron varias de sus preguntas en una evaluación global de materias básicas debido a que estaban muy confusas y difíciles. Por esto, las calificaciones eran en gran parte arbitrarias y este poder le daba la oportunidad de tener al menos unos 3 reprobados por salón, el incentivo perfecto para tenernos a todos cooperando.
Como figura autoritaria, el Dr. Ray fue una excelente introducción a un mundo bastante frío e indiferente. Él recompensaba la lealtad y la subordinación, no el desarrollo académico. Con su autoridad creaba juegos y dinámicas muy raras, sólo puedo imaginar que todo fue un mal viaje de poder. Terminando primer semestre, muchos terminaron un poco desilusionados (yo entre ellos), que no significa que el doctor no tenía base de seguidores. Sin embargo, creo que sí hubo un daño a largo plazo al ambiente de todos los grupos. Después de primer semestre nos volvimos grupos muy apáticos durante las clases y después todos se querían evitar. Lo peor de todo es que el Dr. Ray no es el único, personas así conocimos demasiadas.
El único argumento sólido que tengo en contra de toda esta cultura de enseñanza es que no funciona para aprender mejor. Entiendo que como maestro uno tiene que establecer una relación seria con su grupo porque si no los estudiantes no te escuchan. Pero aquí nadie salía aprendiendo más anatomía, los juegos no ayudaban a aprender el contenido, y sólo terminabas paranoico de tus otros compañeros.
La mayor lección que me enseñó Ray fue: “complace a la autoridad y la autoridad te complacerá”. Yo vi cómo le llevaban refrescos y comida para tenerlo contento. Si queremos mejorar la medicina, necesitamos la mayor cantidad de voces participando, y para esto necesitamos ambientes que fomenten el intercambio de ideas, no el adoctrinamiento. Somos médicos no técnicos, nuestro trabajo se basa en analizar y cuestionar la información clínica. Simplemente creo que si queremos sacar todo con intimidación nos vamos a quedar igual como estamos…