Todos los seres humanos en este planeta contamos con el activo más valioso: el tiempo. Es lo único que realmente tenemos, nuestro tiempo y lo que hacemos con él. Si elegiste el camino de la medicina, seguro ya sabes que esta carrera requiere de mucho tiempo. Sin importar la etapa en la que estés, la carrera suele requerir la gran mayoría de tu tiempo, dejándote con muy poco tiempo libre. Es por esto que este recurso tan valioso y finito, se vuelve aún más importante para nosotros como médicos, porque tenemos tan poco de él. Pero sí hay formas de recuperar tu tiempo y tu vida…
Incluso antes de entrar a estudiar la carrera, todos te advierten sobre lo que significa ser médico: estudiar, trabajar, desvelarse, despedirte de tu vida social y familiar, y dedicar gran parte de tu vida a tu oficio. Lo peor es que nadie te está mintiendo o exagerando cuando te advierten sobre estas consecuencias, porque cuando eres médico tienes que sacrificar tu tiempo para llegar lejos. El problema es que nosotros no sólo somos médicos, sino también personas, y la carrera no nos está dando el tiempo necesario para crecer como grandes personas. Como gremio enfocamos toda nuestra energía a la producción de profesionales de calidad a expensas del desarrollo personal. El resultado de esto último suele traducirse en que producimos algunas personas con excelentes habilidades clínicas/quirúrgicas pero la mayoría con muy mal humor, falta de empatía, rencor, etc.
Durante mis años universitarios, las clases iniciaban a las 7:00 y podían terminar hasta las 22:00. Durante estos periodos se nos exigía estudiar, realizar tareas, descansar, asistir a clases, transportarse por toda la ciudad, alimentarse, y hasta hacer actividades extracurriculares. ¿Dónde queda tiempo para uno? La verdad es que tienes que hacer sacrificios: o decides ser un gran médico o, sacrificas actividades académicas a favor de tu desarrollo personal. Te ponen entre la espada y la pared, en una situación imposible donde sin importar lo que hagas vas a perder algo valioso. Y esta situación no termina en la universidad, sino que a penas va empezando…
La vida intensa con poco tiempo personal empieza con la carrera y puede que termine con tu posgrado, es decir una vez que termines la especialidad. Y aún así, no es seguro de que este ciclo termine (piensen en los urgenciólogos, ginecólogos, u otros médicos que jamás podrán tener sus propios horarios por la responsabilidad y carga de trabajo). En total, puedes pasar hasta unos 11 años viviendo al extremo de tus capacidades psíquicas, emocionales, físicas, y hasta espirituales. Yo se los menciono porque soy creyente de que todo este tiempo de estrés intenso y crónico, es abuso, y que sí tiene un efecto negativo en la calidad de vida de todos los médicos a corto, mediano y largo plazo. Esto se traduce en un aumento de carga de enfermedades físicas y mentales, y aparte, merman nuestra capacidad para tomar decisiones clínicas.
Para mis amigos y conocidos que decidieron iniciar con la residencia médica, les deseo lo mejor y les echo muchos ánimos. En este país, la residencia médica es una decisión valiente ya que determinará gran parte de tu futuro. Como residente dedicarás los próximos 3-8 años de tu vida a una institución médica (sin contar lo que ya llevas de carrera), y es por eso que admiro su valentía, porque durante este tiempo de preparación, tendrán que dejar parte de su humanidad por el bien de convertirse en especialistas. Con un horario laboral normal de más de 12 horas, y aparte con guardias A-C o lo que toque. ¿Qué tiempo personal puede tener un residente? Muy poco, y este es el mayor sacrificio que hacen todos los médicos en formación.
En las generaciones más nuevas, existe un cambio importante de valores. Ahora valoramos nuestro tiempo más, en vez de valorar dedicarle todo nuestro tiempo a la labor. Yo también soy de esta idea, de la idea de que nuestro tiempo es el activo más valioso y es un valor que vale la pena defenderse. Nuestro tiempo importa, y no queremos dedicar toda nuestra vida a nuestro oficio. El ser médico no debería significar tener que sacrificar ni renunciar parte de nuestra humanidad y de la vida, principalmente placeres y desarrollo personal que son las cosas que hacen que la vida valga la pena vivirse. Y esto es darse cuenta de que hay más en la vida que sólo el trabajo, y que el ser humano no está hecho para trabajar todo el día todos los días. Por eso hay tanta investigación e interés en otros países por disminuir los horarios laborales, lo hacen porque se dieron cuenta de que la gente es más feliz y que la productividad se queda igual o aumenta.
Decidí continuar mi carrera como médico general en vez de seguir el camino más transitado de la residencia por un cambio de valores en cuanto a la labor y el tiempo. Creo que los principales miedos asociados con la medicina general son de vivir una vida difícil y con mayor pobreza en comparación de una vida como especialista. Esta situación la solemos analizar de la siguiente manera: trabajo muy duro por varios años (aprox. 10 años) y después se me remunerará con una vida cómoda y adinerada. Ya ni como especialista es tan fácil, la realidad es que como médicos modernos, este sueño de la vida fácil y adinerada ya se volvió más difícil.
Entonces, ¿planeabas trabajar duro por años por la posibilidad de una vida cómoda? Ese barco ya zarpó, fue un sueño que le tocó a nuestros padres. A nosotros nos tocó poder elegir cómo usar nuestro tiempo, lo cuál es un privilegio aun más grande. Tal vez no nos toquen los terrenos, los autos o el dinero, pero claro que podemos decidir qué hacer con nuestra tarde, y esa oportunidad no la ha tenido casi ningún ser humano en la historia.
Cambiando nuestra forma de ver las cosas, ahora no tenemos un futuro donde nos esperan jornadas largas, duras y mal pagadas, sino que tenemos un futuro donde tenemos la libertad de vivir como queramos (es decir, tomar las decisiones que queremos). Dejar atrás “el vivir para trabajar” y mejor aceptar “el trabajar para vivir”. Desde que terminó mi servicio social he tenido la oportunidad de gozar de mucho tiempo libre, y en este periodo pude crecer y desarrollar habilidades personales que nunca había tenido tiempo de hacer. Dediqué mi tiempo a leer, hacer ejercicio, a mis pasatiempos, a pasar tiempo y mejorar mis relaciones con mis amigos y familia, a escribir, meditar, cocinar, etc. Lo bonito es que ni siquiera necesitas de mucho dinero para hacer la mayoría de estas cosas, que son las actividades que le dan sentido a la vida. Y aún con dinero, la mayoría de las veces quieres dinero para poder hacer esas actividades, entonces, ¿para qué vender tanto de nuestro tiempo por tan poco dinero? Los invito a que se cuestionen sus valores y que se hagan las preguntas profundas, ¿Cómo quiero pasar mi vida?
El único consejo que les puedo compartir es que no aplacen todo lo que se puede hacer hoy para mañana y que no dediquen todo su tiempo exclusivamente a la medicina. Aún así, al final del día soy médico, y gran parte de mi vida la seguiré dedicando a la bella medicina, un sacrificio que lo hago con cariño. Pero como decían mis sabios maestros, “el que sólo sabe de medicina, ni medicina sabe”.